Rememorar el Bautismo - Que lo que expresa sea sentido y vivido

Se dice que el reformador Martín Lutero había grabado en su escritorio la frase: estoy bautizado. Cada vez que le iba mal, que estaba con miedo o con sentimientos de inferioridad miraba esa frase y se la repetía una y otra vez: “Fui bautizado”. Eso le daba mucho ánimo y tranquilidad porque significaba que Dios lo había aceptado incondicionalmente, que Dios lo ama sin prejuicios.

Todo ser humano necesita ser amado y poder amar. El bautismo es la celebración que nos dice y muestra que somos amados incondicionalmente por Dios. Por eso el recuerdo del bautismo significa, entre otras cosas, tener la certeza de que somos hijos e hijas amados de Dios. Cada vez que dudamos de nosotros mismos, que nos invaden sentimientos de inferioridad o cuando no nos aceptamos a nosotros mismos, el recuerdo del bautismo –como recuerdo de ser aceptado incondicionalmente de parte de Dios- debería ayudarnos a aceptarnos y a amarnos a nosotros mismos.

Pero el bautismo no es solamente un don, un regalo. El bautismo también nos muestra que Cristo nos llama a seguirlo, que Él nos invita a optar una y otra vez por Dios y por la vida. Es decir, el bautismo nos recuerda una y otra vez que Cristo nos llama a ser sus discípulos.

Padres y madres que desean dejar bautizar a sus hijos/as asumen el desafío de acompañarlos y de educarlos para que conozcan su bautismo, para que conozcan lo que Dios hizo y hace por nosotros, de manera de que puedan sentir que el amor, la aceptación y el llamado de Cristo son una realidad en sus vidas.

Para celebrar este hecho y contribuir a que el Bautismo sea una realidad que hace sentir la presencia fortalecedora y orientadora de Dios en la vida, el 19 de Diciembre -cuarto Domingo de Adviento- tendremos un culto de "rememoración bautismal, en el cual queremos rememorar de manera especial el bautismo de las personas que fueron bautizadas entre el 2006 y el 2009.
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